El haiku, un poema completo de solo 17 sílabas; el bonsái, un árbol cultivado en una pequeña maceta; o simplemente un transistor de bolsillo. Sin necesidad de mencionar estos ejemplos bien conocidos, es obvio que la cultura japonesa cuenta con una larga tradición en el miniaturismo: la estética de reducir las cosas a un tamaño adecuado para crear un mundo propio, diminuto y perfecto. La apreciación de la belleza de lo minúsculo y la destreza para lograrlo han tenido como resultado artesanías tradicionales, productos industriales, juguetes y muchas cosas más que son minúsculas, impresionantes y bonitas.